Del niño rubio subido a un caballo a ser Mateo.Rider
En el álbum familiar de Mateo Esser, es sencillo encontrar varias fotografías junto a caballos desde que era un niño pequeño. ¿Era aquel rubito uno de sus esos futuros jinetes que montaban cada fin de semana y que soñaban con ser élite de la hípica? Nada más lejos de la realidad.
Los tres hijos de Philippe y Leonides conocieron los caballos desde pequeños... como se lleva a los niños a ver el Camp Nou. Las fotografías familiares con los corceles eran recuerdos, casi souvenirs, de su relación con los caballos. La realidad es que Mateo tardó muchos años en montar más allá de algo esporádico. Había cursos en los que su interacción con la hípica se limitaba a un campamento veraniego, una ruta con caballo... ¿Monta, salto, cross? ¿Qué era eso?
Mateo con 1 año junto a su padre Philippe montados a caballo
Como en las mejores historias, el futuro como jinete de Mateo surgió de casualidades y de golpes del destino de un chico inquieto que no se veía teniendo un trabajo de oficina, que necesitaba aire que respirar, y que acabó encontrando su lugar de una manera inesperada.
"Una vez le dije a mi familia que no podía dedicarme a algo que me tuviera ocho horas al día entre cuatro paredes, fue cumpliendo años, pero no sabía muy bien qué quería hacer... En verano, en un campamento con unos amigos, me hablaron de ser técnico deportivo", rememora. Si en algo había destacado aquel niño rubito era en su facilidad para despuntar en deporte, ya fuera a través de un balón de fútbol o con una pala de ping-pong. Si se podía jugar, a Mateo le gustaba.
Pero no sería una pelota la que acabaría dando sentido a su vida, sino los caballos. "Al acabar el bachillerato, tuve mi primer caballo Velours gracias a mi familia, aunque ya llevaba algunos años montando. Empecé a ir de concursos, todo muy pequeñito, de manera humilde... Después de acabar el curso, me fui a Francia para seguir aprendiendo sobre el mundillo, en ese momento, junto a mis padres, decidimos apostar por mi carrera profesional. A la vez, me matriculé en el Grado Superior de técnico de Hípica", relata.
Mateo y Velours en sus primeros concursos en 2019
Aunque sus padres quisieron que los niños tuvieran relación con los caballos desde pequeños, esto no suponía que Mateo le dedicase demasiado tiempo a la hípica durante su infancia o su adolescencia. Era más fácil verle jugando al futbol, tenis o incluso al rugby. Pero cuando le picó la verdadera curiosidad y se vio con ganas, ya nadie le pudo bajar del caballo, y los resultados empezaron a hablar por sí solos. Ni él se esperaba lo cómodo que se sentía, el placer que le daba esa adrenalina, la comunión que sentía con estos animales cuando saltaban juntos, e, incluso, la incredulidad de algunos compañeros: "pero, ¿de verdad tú llevas solo un año montando?"
Campeonato de España 2020 y cuando todo cambió
Los resultados empezaron a llegar y en su equipo surgió la idea de dar el salto 2.0 de su marca. "Tenía una cuenta privada en Instagram, con un nombre bastante chorra, la verdad. En un viaje familiar, mis padres sugirieron hacer una cuenta para caballos, dar un salto más allá, y es verdad que cuando subía cosas relacionadas con la hípica, a la gente le gustaba, la gente me seguía... Mi hermana Emma, que estaba empezando a estudiar Comunicación Digital, apostó por mi identidad visual: que si fotos profesionales, que si seguimiento en los concursos... Me dejo mandar por ella [risas]: Es como mi agente [más risas]".
La pandemia del coronavirus paralizó el circuito de equitación, como al resto de mundo y actividades deportivas. En lo que fue un palo para todos que, por suerte, empezamos a recordar como un mal sueño. Dentro de las dificultades, Emma vio una oportunidad, y se centró en mejorar la presencia de Mateo en redes sociales. Desde entonces acompaña a su hermano en la mayoría de eventos competitivos para encargarse de la cuenta del jinete. En MeShot, junto a Marie, también ofrecen servicios especializados para otros jinetes que quieran mejorar su marca personal.
Cualquiera que tenga contacto con la hípica, sabe de la complejidad que conlleva enfocar una carrera profesional como jinete. Es difícil saber dónde está el límite entre hobby y profesión. Para Mateo, el día que esto se volvió serio fue en noviembre del 2020, cuando ganó el Campeonato de España. Su nombre pasaba a ser reconocido en el circuito, además de contar con un nutrido número de seguidores gracias a su presencia en redes.
De ahí llegaron los patrocinadores como la Tienda Hípica Pinol, Veredus y Freejump que apostaron por Mateo y se convirtieron en confidentes y aliados para su aventura como jinete. Unos años más tardes, llegaría la Finca Epona y un presente apasionante y apetitoso al que morder el diente. El futuro lo contaremos tras Los Pasos de Mateo.